Sistema inmune
El cuerpo humano tiene la necesidad de combatir infecciones causadas por virus, bacterias, protozoos, hongos y helmintos, que tienen la capacidad de atacar diferentes partes del cuerpo y dependiendo de las características del agente patógeno es que se pueden producir infecciones intracelulares y extracelulares. El sistema inmune tiene diferentes formas de responder contra los diversos agentes patógenos y también tiene mecanismos para reconocer e identificar todos los órganos de nuestro cuerpo como propios y no atacarlos.
Componentes del sistema inmune
Es importante que establezcamos algunos conceptos para comprender cómo funciona el sistema inmune: Antígeno: es toda sustancia que tiene la capacidad de inducir una respuesta inmune específica y que es reconocido en principio como extraño por el organismo. Los antígenos más potentes que se conocen son los de carácter proteínico, seguidos de los polisacáridos, y hasta el último tendríamos a los lípidos y ácidos nucleicos. Los antígenos deben tener un cierto tamaño para desencadenar una respuesta inmune apropiada, de tal modo que el peso molecular ideal para ello es de 10,000 g/ mol. Cabe señalar que existen antígenos que se encuentran unidos a la superficie de las membranas de los patógenos y otros que se encuentran dispersos en el medio.
Anticuerpos: combaten a los patógenos y son proteínas de alto peso molecular producidas normalmente por las células B (linfocitos B), después de la estimulación de un antígeno y que actúan específicamente contra el antígeno para el cual fue creado. Pertenecen a la familia de proteínas denominadas inmunoglobulinas.
Cada molécula de anticuerpo consta de dos cadenas pesadas (peso entre 55000 y 77000 g/mol), y dos cadenas conocidas como cadenas ligeras (peso aprox. 25000 g/mol). Las dos cadenas pesadas de un anticuerpo se unen a las cadenas ligeras mediante un número variable de enlaces de azufre, y al ensamblarse toman una forma parecida a una letra “Y”.
