Las transformaciones de la energía en el Universo llevan a la destrucción y al desorden, sin embargo, los sistemas vivos habitan la Tierra hace más de 3 500 millones de años y, no sólo se han mantenido a pesar de todos los embates ambientales, han evolucionado y dado origen a organismos mucho más complejos.
Pero no hay que remontarse tan lejos, cada día, a partir de una simple célula, se desarrollan organismos pluricelulares complejos que parecen ir en contra de todas las leyes de la termodinámica.

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¿Cómo lo logran? ¿Cómo consiguen los sistemas vivos no aumentar su entropía a pesar de las constantes transformaciones energéticas? ¿Cómo logran crecer, reproducirse y aumentar su energía? ¿De qué mecanismos se valen?
El secreto de la vida es el control, nada sucede al azar, incluso se controla la mayoría de procesos espontáneos. Lo mismo sucede en las reacciones químicas, sean endotérmicas o exotérmicas, ninguna es producto del azar, las reacciones químicas en los sistemas vivos no dependen exclusivamente del movimiento aleatorio de las moléculas, cada reacción química está controlada por una enzima específica que abate la barrera de reacción y ahorra energía. En los sistemas vivos no hay reacciones inútiles.
Otra manera en que los sistemas vivos evitan el calentamiento y el desorden, es cuando simultáneamente se realizan reacciones exotérmicas y reacciones endotérmicas. La energía que necesita una se la proporciona la otra; la reacción endotérmica aprovecha la energía liberada por la exotérmica. Esto puede hacerse gracias a las enzimas que controlan a las reacciones químicas de transferencia de energía y a las coenzimas que colaboran con ellas. En síntesis, en las células no hay liberaciones de energía explosivas, solo hay transferencias de energía controladas por enzimas y sus coenzimas.
Estas coenzimas son verdaderas lanzaderas de energía dentro de las células. Una coenzima importante es el trifosfato de adenosina o adenosín trifosfato (ATP), otra es el nicotin-adenin-dinucleótido (NAD). La primera coenzima, el ATP, trabaja con enzimas que catalizan reacciones de transferencia de fosforilos (fósforos de alta energía), a este proceso que se le conoce como fosforilación y, la segunda coenzima, el NAD, trabaja con enzimas que oxidan sustancias orgánicas; a este proceso se le conoce como oxidación. El ATP transporta y transfiere fósforo de alta energía, mientras que el NAD transfiere hidrógenos a un nivel alto de energía.

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La oxidación y la fosforilación son los dos procesos involucrados en la transferencia y transformación de la energía en las células.