La literatura funciona a partir de la “reutilización” de temas, escenas, personajes o imágenes verbales, ya sea a lo largo del tiempo, o de manera preferente en un momento histórico determinado. Un ejemplo de la “reutilización” de temas, personajes, atmósferas, a lo largo del tiempo, es el relato policíaco. Además, es interesante ver su evolución y transformación en lo que se conoce como "novela negra", narrativa de actualidad, para saber en qué radica su valor literario.
Si quieres saber cuáles son las posibles diferencias entre novela policiaca y novela negra puedes leer la opinión de Juan Manuel Servín, escritor mexicano, en la insert_link Revista Zócalo.
Características de la novela policíaca

Ernest Mandel (1986) señalaba que cuando un crimen –y en especial, el descubrimiento de su perpetrador– se presenta como la principal o la única dimensión de la historia, cuando el crimen mismo queda reducido de un drama humano a un misterio por resolver, entonces nace un nuevo género literario.
Según Rivera1 (2009), pertenecen a este género todos los relatos cuyo asunto es resolver un misterio, comúnmente un crimen. De allí que el hilo conductor de la narración en este tipo de relatos lo constituya la investigación de un hecho criminal. Así mismo, el enigma debe ser descubierto por el lector, aunque siempre es desenmascarado por el detective. De allí que se le conozca también como novela enigma, novela problema o novela de investigación racional; pues estas novelas presentan el hecho criminal como un enigma para la razón (Cerqueiro, 2010).
Quizás la obra más representativa de este género sean los famosos cuentos Las aventuras de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. ¿Quién no reconoce al insigne detective encargado de resolver misterios a través de su agudo intelecto? No obstante, ¿cuáles son las características que nos permiten afirmar que una obra u otra pertenecen realmente a este género? lo averiguaremos a continuación.
Temática
Según Martin Cerezo2 (2005), el nacimiento de toda narración policíaca implica la desaparición o puesta en duda del sistema de seguridad que la vida social presupone, pues el punto de partida consiste en la ruptura del orden existente, la quiebra de las relaciones sociales aceptadas, debido a la irrupción del crimen en una escena social. Este tipo de relatos se manifiesta como una “batalla” de ingenios, entre el detective y el criminal, el autor y el lector. La clave radica en la dilucidación del misterio: ¿quién fue?, ¿cómo lo hizo?, ¿a quién?, ¿cuándo?, y sobre todo ¿por qué?. La finalidad es, desenredar el misterio, pero con base en las pistas que cuidadosamente han sido presentadas en la trama, de tal suerte que al ser desenredado el misterio, se pueda “sorprender sin engañar” al lector (Mandel, 1986, como se cita en Rivera, 2009).
Personajes o estereotipos
* El número de personajes es reducido y ellos siempre están presentes en la escena del crimen (Mandel, 1986, como se cita en Rivera, 2009).
* El criminal es un solo individuo, un ser convencional y formal, no necesariamente un archivillano (Mandel, 1986, como se cita en Rivera, 2009).
* El relato cuenta siempre con un solo héroe (el detective o investigador, no la policía), quien cuenta con cualidades excepcionales y altísimas capacidades intelectuales que le permiten descifrar las pistas, es el portador de los valores colectivos y por tanto el encargado de curar la herida social que el crimen simboliza. El objetivo de este personaje es el retorno del orden mental por medio de la verdad, y del orden social por medio de la justicia. Es común que el detective pertenezca a una familia ilustre (Martín, 2005).
Escenarios y ambientes
Cerqueiro3 (2010), señala que la acción de la novela policíaca suele situarse en las sociedades occidentales contemporáneas, sobre todo en los países anglosajones y en Francia hasta las últimas décadas del siglo XX, cuando comienzan a aparecer novelas ambientadas en muchos otros lugares: Asia, África, países nórdicos, Italia, España, Grecia, etc.
Así mismo, según Cerqueiro (2010), los escenarios predominantes en las novelas policiacas son lugares cerrados y de carácter privado (como la casa, e incluso espacios aislados en el campo), cuestión que podría atribuirse a la necesidad de reducir el elenco de personajes sospechosos, característico del relato de índole más bien psicológica.
Autores y obras
1. Rivera, S. (2009). Mecanismos elementales del relato policiaco en un cuento de María Elena Bermúdez. CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, 16(2), 117-124. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/104/10411360002.pdf
2. Martín Cerezo, I. (2005). La evolución del detective en el género policíaco. TonosDigital Revista Electrónica de Estudios Filológicos, 10, 362-384. Recuperado de: https://www.um.es/tonosdigital/znum10/estudios/estudios10.pdf
3. Cerqueiro, D. (2010). Sobre la novela policíaca. Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, 2(1). Recuperado de: https://webs.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen02-1/varia02.htm