El tema

El tema de una obra literaria es el aspecto básico, asunto o motivo que se aborda.

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El tema

Todo texto literario contiene un tema específico que el autor desarrollará a través de su texto: el tema es el asunto o materia del discurso.

Se puede hablar del tema como un tópico o leitmotiv. La Real Academia de la Lengua dice de tema: "Asunto general que en su argumento desarrolla una obra literaria".

El tema es una parte fundamental, sin él no se podría contar ni elaborar ninguna historia. Los autores eligen un tema para su obra y basados en él crean su obra, por ejemplo: la soledad, el temor, el amor, los celos, la pasión, la locura, etcétera.

Es importante no confundir el tema con la trama, pues son dos cosas totalmente distintas. El autor a través de lo que crea, piensa, planea y escribe, desarrolla un tema y crea la trama de su obra.

Por ejemplo, para Edgar Allan Poe los temas como el misterio o el asesinato, el remordimiento, la intriga, el miedo, son importantes, y aparecen en muchas de sus obras, pero, los aborda de muy diferente forma. Crea tramas que abordan esos temas. El tema no un elemento exclusivo del género narrativo, sino que es propio de toda la literatura y de otras artes, como son la música, la pintura, la escultura, e inclusive de textos como el ensayo, la impartición de clases, etcétera. En todas esas manifestaciones del ser humano, aparece un tema que se desarrolla de múltiples maneras.

Escucha un cuento de Edgar Allan Poe para que compruebes como el autor tiene un estilo muy propio y el tema de sus cuentos es, en muchos casos, el miedo y el terror.

El tema de una obra literaria es el aspecto básico, asunto o motivo de una obra literaria. El tema persistirá, se tratará a lo largo de toda la obra y puede combinarse con otros temas secundarios. Por ejemplo, la obra El coronel no tiene quien le escriba, aborda el tema de la soledad, pero también otros temas complementarios como, la esperanza, la fe, la confianza.

Autoevaluación

Lee el cuento siguiente y después menciona los temas que se abordan en la obra. Coméntalos en cuanto a su importancia.

"El Otro Yo", Mario Benedetti 1

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte, el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.

Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.

Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.

Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».

El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

¿Qué tema crees que sea el más importante en el fragmento que acabas de leer?

Aquí te presentamos otro minicuento para que definas el tema o los temas que se abordan en él.

"Corrido", Juan José Arreola 2

Hay en Zapotlán una plaza que le dicen de Ameca, quién sabe por qué. Una calle ancha y empedrada se da contra un testerazo, partiéndose en dos. Por allí desemboca el pueblo en sus campos de maíz.

Así es la Plazuela de Ameca, con su esquina ochavada y sus casas de grandes portones. Y en ella se encontraron una tarde, hace mucho, dos rivales de ocasión. Pero hubo una muchacha de por medio.

La Plazuela de Ameca es tránsito de carretas. Y las ruedas muelen la tierra de los baches, hasta hacerla finita, finita. Un polvo de tepetate que arde en los ojos, cuando el viento sopla. Y allí había, hasta hace poco, un hidrante. Un caño de agua de dos pajas, con su llave de bronce y su pileta de piedra.

La que primero llegó fue la muchacha con su cántaro rojo, por la ancha calle que se parte en dos. Los rivales caminaban frente a ella, por las calles de los lados, sin saber que se darían un tope en el testerazo. Ellos y la muchacha parecía que iban de acuerdo con el destino, cada uno por su calle.

La muchacha iba por agua y abrió la llave. En ese momento los dos hombres quedaron al descubierto, sabiéndose interesados en lo mismo. Allí se acabó la calle de cada quien, y ninguno quiso dar paso adelante. La mirada que se echaron fue poniéndose tirante, y ninguno bajaba la vista.

-Oiga amigo, qué me mira

-La vista es muy natural.

Tal parece que así se dijeron, sin hablar. La mirada lo estaba diciendo todo. Y ni un ai te va, ni ai te viene. En la plaza que los vecinos dejaron desierta como adrede, la cosa iba a comenzar.

El chorro de agua, al mismo tiempo que el cántaro, los estaba llenando de ganas de pelear. Era lo único que estorbaba aquel silencio tan entero. La muchacha cerró la llave dándose cuenta cuando ya el agua se derramaba. Se echó el cántaro al hombro, casi corriendo con susto.

Los que la quisieron estaban en el último suspenso, como los gallos todavía sin soltar, embebidos uno y otro en los puntos negros de sus ojos. Al subir la banqueta del otro lado, la muchacha dio un mal paso y el cántaro y el agua se hicieron trizas en el suelo.

Ésa fue la merita señal. Uno con daga, pero así de grande, y otro con machete costeño. Y se dieron de cuchillazos, sacándose el golpe un poco con el sarape. De la muchacha no quedó más que la mancha de agua, y allí están los dos peleando por los destrozos del cántaro.

Los dos eran buenos, y los dos se dieron en la madre. En aquella tarde que se iba y se detuvo. Los dos se quedaron allí bocarriba, quién degollado y quién con la cabeza partida. Como los gallos buenos, que nomás a uno le queda tantito resuello.

Muchas gentes vinieron después, a la nochecita. Mujeres que se pusieron a rezar y hombres que dizque iban a dar parte. Uno de los muertos todavía alcanzó a decir algo: preguntó que si también al otro se lo había llevado la tiznada.

Después se supo que hubo una muchacha de por medio. Y la del cántaro quebrado se quedó con la mala fama del pleito. Dicen que ni siquiera se casó. Aunque se hubiera ido hasta Jilotlán de los Dolores, allá habría llegado con ella, a lo mejor antes que ella, su mal nombre de mancornadora.

¿Cuál crees que sea el tema principal de la obra?

¿Qué tema secundario puedes encontrar en la obra?

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