El género dramático es un género literario tiene sus orígenes en las representaciones mítico-religiosas de todas las culturas. En el caso de la cultura occidental, se inicia en la Grecia Antigua unido a las celebraciones en honor a dioses agrícolas como Deméter (diosa de las cosechas) y Dionisio (dios del vino). En éstas se realizaba un ritual que tenía una repetición cíclica, y en el que se mezclaba la música, el canto y las voces del pueblo que se pintaba el rostro y bebía vino. Los himnos cantados en honor a Dionisio recibían uno de los nombres con que se le invocaba: ditirambo.
El escritor de obras dramáticas, a quien se le llama dramaturgo, tiene como intención estética presentar una tesis a través de un tema, que desarrolla representando el mundo objetivo mediante la acción, en la cual va inmersa su visión del mundo. Todos estos aspectos se manifiestan a través del carácter del protagonista al que le concede una voz y un gesto que se actualizan en la puesta en escena, pues la dramática en tanto que es arte, tiene como meta representar el significado interno de las cosas, porque ésta es su verdadera realidad y no el amaneramiento externo y el detalle (Wright, 1999).

La intención estética de la concepción dramática es la de presentar una tesis a través de un tema, representando el mundo objetivo mediante la acción, en la cual va inmersa la visión del mundo. Todo esto expresado por medio del protagonista de la obra.