La comunicación social tiene reglas que indican lo que es correcto o inapropiado decir en ciertas situaciones, por lo tanto, para lograr una comunicación eficaz debemos tomar en cuenta tales reglas no escritas que aprendemos durante nuestro desempeño como hablantes, como interlocutores.
Por otro lado, también existen reglas y prohibiciones ideológicas, religiosas o políticas que impiden que, en ciertas circunstancias, los escritores se expresen con libertad. Esto sucede porque con sus textos pueden difundir ideas peligrosas para los interese o ideología de determinados grupos sociales o de poder. Un claro ejemplo de esto fue la quema de libros y persecución de intelectuales que realizaron los nazis.

Quema de libros en la Plaza de la Ópera en Berlín el 10 de mayo de 1933.