Las ecuaciones son muy viejas
Las ecuaciones son nobles aliados que nos permiten encontrar respuestas a diversos problemas que pueden modelarse de forma matemática. Hablemos un poco de la historia de las ecuaciones cuadráticas o de segundo grado.
En tiempos remotos, en las transacciones comerciales y la medición de tierras destinadas a la agricultura, el ser humano se enfrentó a situaciones que trascendían las operaciones aritméticas básicas y empezó a formular y resolver ecuaciones lineales y cuadráticas. Hay registros de ellas (que se remontan a unos 2000 años antes de Cristo) en diversas culturas antiguas como son la babilónica y la egipcia. Posteriormente, en los primeros siglos de nuestra era, los árabes, indios y griegos trabajaron con ecuaciones, no sólo para resolver problemas inmediatos, sino también por la curiosidad y el afán de vencer un reto e hicieron valiosas aportaciones inclusive para la solución de las ecuaciones de tercer grado en las que incorporaron ingeniosos trazos geométricos.

En los primeros procedimientos para resolver las ecuaciones, encontramos ideas llenas de astucia que van desde proponer un valor inicial e irlo “ajustando” para obtener el resultado, hasta métodos que describían una serie de pasos a seguir, ya sea para construir una figura geométrica en la que la longitud de un segmento era la solución buscada, o mostrando las operaciones que debían aplicarse. En todos esos avances se recurría a la lengua propia del lugar, es decir, no había símbolos para representar las operaciones ni las incógnitas, lo que dificultaba enormemente la resolución. A ese periodo de gestación del álgebra se le denomina etapa retórica.
Resolución de la ecuación cuadrática
Ante la dificultad de enunciar los pasos a seguir solamente con palabras, se empezaron a usar abreviaturas que derivaron posteriormente en algunos símbolos. Sin embargo, aunque se facilitaba un poco la tarea, no era suficiente. Esta etapa de la historia de las ecuaciones y de manera más general del álgebra se le conoce como álgebra sincopada.
Los símbolos $$+, –, =$$ se fue incorporando paulatinamente durante los siglos XVI, XVII y XVIII. También empezaron a usarse pequeños números para indicar los exponentes y letras para denotar variables y parámetros, dando pauta a lo que hoy llamamos álgebra simbólica.