El cambio climático tiene efectos directos e indirectos en el desarrollo sostenible de los países en todo el mundo, pues con los cambios en el régimen de lluvias, la redistribución de plagas y el surgimiento de enfermedades zoonóticas tales como la COVID-19, las economías nacionales se ven alteradas y con ello se afectan las vidas de las personas, sobre todo de aquellas que se encuentran en condiciones de mayor vulnerabilidad1.
Otra consecuencia del cambio climático es la acidificación de los océanos, lo que a su vez afecta a los organismos marinos y a los ciclos biogeoquímicos2. Desafortunadamente, el cambio climático es un problema multifactorial que requiere de acciones contundentes para lograr resultados.
El calentamiento global no detiene su avance, ni tampoco el cambio climático asociado a éste, de hecho, la década que va del año 2010 al 2019 se ha considerado como la segunda más calurosa que se ha registrado en la historia moderna, con niveles de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en récords históricos.
Foto de dimitrisvetsikas1969, insert_link Pixabay.
Algunos de los datos más alarmantes que conocemos actualmente son los siguientes:
- Entre 1880 y 2012 la temperatura aumentó 0.85 grados centígrados1.
- Entre 1901 y 2010 el nivel del mar aumentó 19 cm en promedio gracias al deshielo y pérdida de 1.07 millones de km2 en la extensión del hielo marino del Ártico1.
- Se cree que para finales de siglo alcanzaremos un aumento en la temperatura mundial de 1.5°C con una probable elevación del nivel del mar de entre 24-30 cm para el año 2065 y hasta 63 cm para 21001.
- Las emisiones de CO2 han aumentado casi un 50% desde inicios del siglo XX1.
De allí que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya propuesto en su Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.