La igualdad de género es una condición necesaria para que los países puedan desarrollarse de manera sostenida. No es posible que una sociedad prospere mientras mantiene prácticas que restringen la participación plena de un buen porcentaje de su población. Con ello se restringe también la productividad y el crecimiento económico de los países, pues se ha demostrado que el empoderamiento de la mujer desempeña un papel esencial para estimular la productividad y el crecimiento económico1.
A pesar de los avances que hemos logrado para promover la equidad entre hombres y mujeres, en 18 países, los esposos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen; en 39 países, las hijas y los hijos no tienen los mismos derechos de herencia; y en 49 países no existen leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica2.
Foto de Geralt, insert_link Pixabay.
En México el 26.6% de las mujeres de 15 años o más han experimentado en alguna ocasión violencia física, sexual o psicológica infligida por un compañero íntimo3.
Es por ello que el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 de la agenda 2030 es lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Al contrario de lo que podría pensarse, esta es una lucha que lleva muchos años y que aún no concluye, pues aún no hemos logrado un mundo libre de desigualdad.