La sobrevivencia del ser humano depende del uso y aprovechamiento de los recursos naturales que nos ofrece nuestro planeta, no obstante, los hábitos de consumo desmedido y su consecuencia en forma de sobreproducción industrial ponen en entredicho esta supervivencia.
La sobreproducción tiene efectos destructivos en el planeta a nivel de residuos, liberación de gases de efecto invernadero y degradación ambiental1. A lo largo de los años, estos gases de efecto invernadero se han acumulado provocando un aumento en la temperatura terrestre y de no revertirse y detener esta tendencia, podría traer consecuencias muy graves y peligrosas2.
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Estamos en un punto de inflexión en el que se nos plantea una clara disyuntiva, o transitamos hacia hábitos de consumo más responsables y sistemas de producción acordes que permitan un desarrollo sostenible o continuamos causando daño a nuestro entorno, nuestro planeta y como consecuencia a nosotros mismos.
Es por esto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propone en su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12, garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.