El crecimiento económico inclusivo es un elemento esencial para promover el desarrollo sostenible de los países, pues a través de éste es posible impulsar el progreso y mejorar los estándares de vida de la población, así como facilitar su acceso a un trabajo decente.
Actualmente la problemática del desempleo continúa siendo un factor clave que dificulta el desarrollo en un gran número de países en todo el mundo. Por ejemplo, la tasa de desocupación promedio en América Latina y el Caribe para el cierre del año 2019 fue de 8,1%, una décima porcentual por encima del 8,0% de 2018, lo que significa que más de 25 millones de personas en esta región del mundo están buscando empleo activamente y no lo consiguen1.
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Seguramente conoces a alguien que ha enfrentado en algún momento de su vida el desempleo, o quizás tu mismo lo has experimentado, quizás tienes empleo, pero desconoces si éste podría considerarse como trabajo decente, pues no todos los empleos cumplen con estas condiciones, lo que representa también una grave problemática del mundo actual, en tanto que impide abatir la pobreza y mejorar las condiciones de vida y el bienestar de las personas.
Para resolver estas problemáticas la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha propuesto el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 que reconoce la importancia y promueve el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos.