Las buenas intenciones de Macquarie no impidieron que existieran los reincidentes, los cuales fueron remitidos a prisiones en Tasmania o en la isla de Norfolk, donde se sometían a torturas y vejaciones terribles, las cuales no distaban mucho del trato que se dio a los aborígenes a indígenas australianos. Algunas instituciones culturales y políticas británicas fueron bien implantadas en el ambiente colonial australiano.
La población nativa de este continente antes de la colonización europea era aproximadamente de 300,000 habitantes. Con una antigüedad de más de 50,000 años en el continente australiano, basaban su organización en un sistema tribal y se dedicaban primordialmente a la agricultura, ganadería, pesca y caza; dadas las características de su forma de desarrollo fueron presa fácil para la colonización de sus tierras por los nuevos colonizadores. Al igual que en los Estados Unidos los colonos británicos desplazaron a los aborígenes de sus propiedades, los contagiaron de enfermedades ajenas a su sistema inmune y desarrollaron acciones de exterminio. La metrópoli trató de controlar las atrocidades de sus colonos y envió algunos funcionarios para la protección de los aborígenes. No obstante, existió una constante guerra de baja intensidad entre los agricultores en plena expansión territorial y los nativos. Para principios del siglo XX, el número de pobladores originarios se había reducido a 80,000.

Arte aborigen australiano
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El tipo de personas que iniciaron el poblamiento de Australia, así como la influencia de un medio ambiente hostil, hicieron del australiano un colono distinto al de otras posesiones: aguerrido, luchador, conservador y leal a su metrópoli. Durante la primera mitad del siglo XIX, nuevos migrantes, obreros, gente de la clase trabajadora, llegaron a Australia a raíz del desarrollo de las actividades ganaderas, agrícolas, pesqueras y comerciales. En dicho continente no migró la alta aristocracia británica; la clase pudiente pertenecía a los sectores medios, trabajadores o ex presidiarios que por diversos medios habían prosperado, y constituían apenas un 3% de la población total. Una condición generalizada de pobreza y de lucha, así como un común sentido igualitario y colectivista originaron el desarrollo de prácticas demócratas mucho más tempranamente que en otras sociedades europeas. Ejemplo de ello es la institucionalización del voto secreto en 1859 y el voto de las mujeres en 1905, mucho antes que en cualquier otro país.
La inserción de Australia al mundo capitalista colonial del siglo XIX se basó en la explotación de sus recursos naturales, en el desarrollo de la agricultura, ganadería y una industria diversa. El fruto de estas actividades económicas era exportado en su mayoría a la metrópoli. Durante la primera mitad del XIX, en Australia se promovió la cría de ganado ovino, la caza de ballenas y focas para la obtención de aceites y pieles, respectivamente, el comercio y la agricultura. Cabe destacar que la exportación lanar desde entonces constituyó una actividad primordial. En 1851 el descubrimiento de ricos yacimientos de oro provocó el crecimiento de la economía y un gran aumento de la población, debido principalmente a una fuerte corriente de inmigrantes británicos. Se desarrollaron industrias de alimentos, vestido, construcción y de maquinaria agrícola; se fundaron escuelas y universidades; la educación primaria se convirtió en obligatoria y laica. La adopción del patrón oro en 1868, junto con Portugal, Egipto, Canadá, y Chile, países dependientes comercialmente de Gran Bretaña, le permitieron incorporarse a los grandes mercados.