Introducción
En este tema revisaremos los procesos migratorios a América durante el siglo XIX y principios del XX, resaltando el caso de los Estados Unidos. Es importante aclarar que las migraciones del siglo XIX no concuerdan con los cortes cronológicos de la centuria. La ola migratoria hacia América tiene ritmos y frecuencias diferenciados, en algunas regiones se inició en los primeros años del siglo, como fue el caso de los EE.UU., y para América Latina, a partir de 1820. Para ambas regiones, alcanzó sus puntos más intensos a finales del XIX y el primer cuarto del siglo XX: el llamado boom migratorio.
A lo largo de este texto se tocarán los siguientes puntos:
- Causas de la migración europea y asiática en su contexto histórico.
- Migraciones a Estados Unidos.
Causas de la migración europea y asiática en su contexto histórico
Cuando vemos la procedencia de los emigrantes europeos (ingleses, irlandeses, franceses, italianos, alemanes, españoles, portugueses, suizos, polacos y rusos), se puede decir que el fenómeno migratorio afectó a casi toda Europa. Los emigrantes provenían del sector agrario y del urbano, pero presentaban características específicas dentro de cada uno. Por ejemplo, dentro del primer grupo encontramos pequeños propietarios, arrendatarios, medieros y jornaleros.
Para entender los antecedentes de estos flujos migratorios hacia América, es conveniente puntualizar los cambios producidos por el industrialismo y sus efectos en la explosión demográfica y en la urbanización que llevó consigo una mayor movilidad social, la posibilidad de obtener trabajo, cambiar de dieta y combatir las epidemias.
Cabe resaltar las transformaciones llevadas a cabo en el sector agrario: la disminución de las pequeñas propiedades e incremento de los latifundios, las malas cosechas, la plaga de la papa, la llegada de cereales americanos y el arribo de carne refrigerada de Argentina, etc. Estos fenómenos afectaron a todo el Continente Europeo y aumentaron las migraciones del campo a las ciudades, y cuando éstas se saturaron, los desempleados se dirigieron a otras naciones europeas y más tarde hacia el Continente Americano.
La plaga de la papa
El episodio conocido como la “plaga de la papa” se refiere a una crisis de los cultivos de dicho tubérculo en los campos irlandeses a mediados del siglo XIX (1845-1850), debido a un hongo devastador proveniente de México. El hecho de que la papa, planta de origen americano introducida a Europa en el siglo XVI, constituía la base de la subsistencia de cientos de familias irlandesas que dependían de una pequeña porción de tierra y no de grandes extensiones con la capacidad de producir suficiente cereales, hizo que esta tragedia natural tuviera repercusiones sociales de gran importancia. Aproximadamente la mitad de la población de Irlanda dependía de las papas para su alimentación.
Cientos de miles de personas irlandesas (se calcula que más de 750,000) murieron de hambre y cerca de dos millones se vieron forzadas a emigrar a diferentes partes de Europa y del Nuevo Mundo, especialmente a los Estados Unidos y Canadá. En cinco años, la población irlandesa se redujo en un 25%.
La Gran Bretaña tomó medidas poco efectivas para apoyar a sus dependientes vecinos, hecho que afectó aún más las relaciones de Irlanda con la gran potencia.
