Régimen socialista soviético

Surgimiento, auge y decadencia del gigante rojo

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Régimen socialista soviético

Introducción

La historia mundial del siglo XX tuvo entre sus procesos más destacados la construcción, desarrollo y caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Durante poco más de siete décadas, los sucesores del Zar Ruso impulsaron la transformación de una sociedad con características casi feudales a una potencia industrial que durante un tiempo resultó la mayor competencia y amenaza del capitalismo industrial del siglo XX y su máximo exponente: los Estados Unidos.

El Estado soviético tuvo características distintivas en términos políticos, económicos, sociales, científicos y culturales. En este recorrido por la historia del llamado entonces gigante rojo los abordaremos.

Imagen: Campesinos de la Provincia Vologda en 1890”, Yuli Mikhailovich Shokalsky (1890).

Fuente: insert_link Wikimedia commons.

Imagen: “Trabajadores en la construcción del centro industrial Magnitogorsk, 1943”, Ivan Shagin /RIA Novosti (1943)

Fuente: insert_link Wikimedia commons.

Un inicio revolucionario

Desde finales del siglo XIX, el imperio Ruso era un territorio fértil para la revolución. Los territorios del Zar eran habitados por millones de campesinos y una incipiente pero creciente clase obrera, quienes vivían mayoritariamente en condiciones precarias y de continuo malestar. Las ideas socialistas que recorrían Europa cada vez con mayor fuerza también llegaron a ciertos sectores de la intelectualidad, las clases medias y algunos núcleos de clase trabajadora. En 1905 se detonó una primera revolución, derivada de la brutal represión contra una manifestación obrera, suceso conocido como “domingo sangriento”. La ola de descontento fue contenida con ferocidad por la policía y el ejército que permanecieron leales a Nicolás II. No obstante, ese connato revolucionario impulsó al Zar Nicolas II a instaurar algunos cambios como la creación de una “Duma” o parlamento para ampliar la participación política, aunque esta medida estuvo restringida a la burguesía. También favoreció la organización de los “soviets” o consejos populares que en poco tiempo se extendieron en las múltiples comunidades del territorio ruso. A su vez, la respuesta violenta del Estado zarista tuvo un efecto en el sentir de la población, especialmente en los grupos que ya empezaban a organizarse en búsqueda de transformaciones más profundas.

Esas transformaciones comenzaron diez años más tarde, cuando en febrero de 1917, el Zar se vio forzado a abdicar tras la movilización popular encabezada por el Partido Socialista Revolucionario en el que militaba Alexander Kerenski. Tras esta victoria popular, se instauró un gobierno provisional, que intentó establecer un gobierno de tintes democráticos. Sin embargo, la guerra mundial que en esos momentos amenazaba ya el territorio ruso favoreció el avance y triunfo del ala bolchevique del Partido Obrero Social Demócrata (POSD), cuya facción más radical, era lidereada por Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin. Este grupo aprovechó los anhelos de paz de la población y con la promesa de la salida de Rusia de la Guerra despojó del poder a Kerenski y sus colaboradores, tras sólo ocho meses de gobierno.

Llegado al poder, el POSD, que entonces ya contaba con 600,000 miembros, se transformaría en Partido Comunista de Rusia, alineado a los planteamientos comunistas de Karl Marx, y con varios agregados del propio Lenin. La consolidación del partido marxista – leninista como partido de estado tomaría algunos años más, pues la guerra civil se prolongó durante al menos dos años más. El triunfo definitivo de los bolcheviques tuvo entre sus causas que la revolución permitió a los campesinos ocupar la tierra, factor que en los momentos decisivos de la guerra civil se tradujo en el apoyo de esos millones de personas a la causa de los rojos. En 1922, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sería fundada oficialmente.

Imagen: “Kerenski entrando a Moscú, marzo de 1917”, Alexey Ivanovich Savelyev (1917).

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

Imagen: “Discurso multitudinario de Lenin en 1920”Grigory Goldstein (1923).]

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La industrialización acelerada y los años estalinistas

Desde la llegada de los bolcheviques al poder, Vladimir Ilich Uliánov se colocó a la cabeza del gobierno soviético, mismo que ocupó pocos años debido a su muerte prematura en 1924. Sin embargo en ese breve periodo alcanzó a delinear algunos de los aspectos más relevantes de lo que sería el régimen socialista. La situación económica en la que se hallaba el extenso territorio de la URSS demandaba acciones urgentes por lo que sería el ámbito en donde se concentrara la atención en primer término. Ya desde 1918, los bocheviques, enfrentados a la guerra civil para conservar el poder habían tomado la determinación de nacionalizar todas las industrias y establecer un “comunismo de guerra”*. Sin embargo una vez terminado el conflicto armado y la guerra civil, Lenin propondría una estrategia a la que llamó “Nueva Política Económica” (NEP), que distaba mucho de los parámetros de un comunismo ortodoxo y consistía en gran medida en reinstaurar una economía de mercado y establecer un capitalismo de Estado. A la par, planteó el establecimiento de una economía planificada a través de lo que se llamó “planes quinquenales” es decir, programas con plazos de cinco años cuya meta era estimular la producción, la tecnologización y en general la modernización del estado rojo. Para conducir ese trabajo se crearía en 1921 la Comisión Planificadora Estatal, que se encargaría de elaborar y supervisar los planes, labor que desempeñó hasta la desintegración del estado soviético.

A la muerte de Lenin y ante un panorama en donde la NEP resultaba insuficiente para un crecimiento económico sostenido debido a la industria rudimentaria y a la abrumadora mayoría rural de la población. Por ello, su sucesor, José (Iósif) Stalin optaría por dejar a un lado la idea de mercado regido por el estado y fortaleció la economía dirigida desde el centro a través de planes quinquenales. Al menos en el periodo que transcurrió entre 1929 y 1941 esa planificación encerró una ofensiva industrial de tintes casi militares qué desarrolló a pasos agigantados la industria en sus ramas básicas y la energética. Este enfoque partía de la riqueza metalúrgica del territorio soviético, sin embargo, demandó un trabajo sobrehumano, e incluso la utilización de gulags o campos de trabajo forzado, habitados en gran proporción por presos políticos. Lo anterior permitió que en un plazo relativamente corto, (finales de la década de 1930), la URSS había pasado de ser un país agrícola y feudal a una potencia industrial, posición que mantendría durante el siguiente medio siglo. Pese a los tintes policiacos del Estado soviético de esos años, éste alcanzó también cierto nivel de legitimidad entre la población, que en el periodo de entreguerras comenzó a contar con un mínimo de bienestar social, entre vivienda, vestido, alimentación, y educación (alfabetizando a la mayoría de la población), aspectos que al menos en esa década contrastaron con los países occidentales que enfrentaban la gran depresión económica. Ese contraste azuzaría el temor de los países capitalistas por la posible simpatía que el régimen soviético y su notoria transformación ejerciera entre la población occidental.

Pese al éxito industrializador de los años de Stalin estos quedaron marcados por el despiadado autoritarismo ejercido desde la cúpula del poder político. Ello no sólo implicó la imposición del Partido Comunista como único, sino el ejercicio de la persecución de la disidencia política y el control social a través del terror y el miedo a niveles que décadas más tarde sorprenderían a propios y extraños. El historiador Eric Hobsbawm refiere que en el lustro previo a la segunda guerra mundial (1934-1939), cerca de cinco millones de funcionarios y miembros del partido fueron arrestados por cuestiones políticas, y de éstos al menos medio millón fue ejecutado sin protocolo o juicio alguno. Entre los perseguidos políticos más conocidos está Nicolái Bujarin, amigo cercano de Lenin, quien por su actitud crítica fuera acusado de apoyar a León Trotsky. Bujarin fue ejecutado en 1938 y su esposa fue recluida en un gulag durante veinte años.

Imagen: “Nikolai Bujarin en 1928”, Anónimo (1928).

Fuente: insert_link Wikimedia commons.

*Así lo refiere el historiador Eric Hobsbawm (2012), Historia del siglo XX, España, Planeta – Crítica, p. 377. La información de esta unidad se basa en gran medida en dicho texto.

Los años de la guerra fría y la burocratización

Stalin murió en 1953, y con ello tanto la existencia de los gulags como el derramamiento excesivo de sangre disminuyeron. No obstante, el estado soviético y sus procesos políticos seguirían marcados por algunos efectos de la era estalinista. Uno de los más notorios era el exagerado engrosamiento de la burocracia del partido y gubernamental, lo que generaba que llevar a la práctica las decisiones tomadas en la cúpula partidista tomaba un proceso cada vez más lento. Otro fue la permanencia de prácticas policiales de vigilancia para el control social y de la información. También fue difícil llenar el lugar de Stalin, y los líderes soviéticos que lo sucedieron, fueron infructuosos en detener en la burocratización del régimen, las luchas intestinas por el poder y el enriquecimiento de la élite gubernamental, conocida como nomenklatura, cuyos miembros crecientemente eran asociados con incompetencia y corrupción.

A su vez, la economía soviética tras su etapa de álgido crecimiento comenzó a estancarse en los años sesentas. Su enfoque en la industria metalúrgica y energética aunque le brindaba cuantiosos ingresos, descuidaba el desarrollo en otro tipo de industrias, particularmente de artículos de consumo cotidiano. De ahí que tuviera que recurrir a un cada vez mayor volumen de importaciones, estableciendo una relación de dependencia hacia la economía internacional. Años atrás, su aislamiento del panorama económico internacional había dado una impresión favorable a la URSS, sobre todo en los años de la gran depresión. En 1960 no sólo era más dependiente en términos económicos, sino que los logros soviéticos eran opacados por los vistosos años sesenta de occidente, caracterizados por el despegue de consumo material con la diversificación de múltiples productos, desde vestimenta, electrodomésticos, música y telecomunicaciones. Además, las nuevas generaciones soviéticas, ya no se conformaban con los mínimos de bienestar ofrecidos por la economía soviética, malestar que cundió sobre todo entre los sectores educados, mismos que debido al desarrollo de la educación superior en la URSS, resultaban numerosos.

Imagen: “Nikita Kruschev, líder soviético entre 1953 y 1962”, Brazilian National Archives (1960).

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Imagen: “Leonid Brezhnev, primer secretario del Partido Comunista soviético entre 1964 y 1982”, Ulrich Kohls (1967).

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Imagen: “Aleksei Kosigyn, presidente del Consejo de Ministros 1964-1980”, Glassboro Summit Conference, (1967).

Fuente: insert_link Wikimedia Commons.

La era post- Stalin coincidió en gran medida con la llamada Guerra Fría, conflicto y tensión ideológica entre las dos grandes potencias triunfadoras en la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos y la Unión Soviética. Tras la guerra la esfera de influencia del gigante rojo se había ampliado a toda Europa Oriental, lo cual era visto como una amenaza por el régimen estadounidense que temía que los vientos comunistas se extendieran aún más. Durante esos años los temores sobre la posible destrucción mutua de las potencias, se adueñaron del imaginario público e impregnaron todo tipo de medidas políticas y económicas de una y otra parte para evitar el avance de su contrincante.

En el periodo de Guerra Fría la Unión Soviética si tuvo un claro interés por hacer demostraciones de poder ante el mundo occidental, especialmente en el terreno de la ciencia, la tecnología y el armamento, lo que llevó a la carrera espacial, así como a momentos acuciantes como la llamada “Crisis de los misiles” en 1962, por la que durante algunos días los ojos del mundo temían atestiguar el inicio de la tercera guerra mundial. Sin embargo, el poder internacional ejercido desde Moscú era más relativo que absoluto. Algunos países habían adoptado el sistema comunista sin apoyo de los soviéticos, como fue el caso de China, Indochina y algunas ex colonias africanas, mientras que otros que si habían surgido bajo su hado rompieron eventualmente sus lazos con ellos, como fue el caso de Yugoslavia.

Imagen: “Misil en la plaza roja”, US Central Intelligence Agency, (ca.1959-1968).

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En síntesis, entre 1953 y los inicios de la década de 1980, tras la apariencia de un Estado fuerte, el régimen soviético se desmoronaba interiormente.

La perestroika y el fin

La llegada de la década de 1980 encontró a la Unión Soviética, atorada entre el estancamiento de su sistema económico y su incapacidad para responder a un entorno internacional cambiante. Pese a que la crisis petrolera de la década de 1970 había multiplicado los ingresos soviéticos en ese renglón, las crecientes importaciones de artículos de consumo, e inclusive de productos agrícolas parecían no tener freno y desequilibraban las finanzas de la URSS. A eso se sumaba la creciente inversión de recursos soviéticos en armamento, mientras que la población demandaba también mejores niveles de vida. El creciente desprestigio de la Nomenklatura e incluso del líder soviético Yuri Andropov ante un creciente sector de población intelectualizado no ayudaba en nada a esta situación. Ese era el crítico contexto cuando Mijail Gorbachov se convirtió en secretario general del Partido Comunista en 1985. Desde su llegada, Gorbachov denunció el estado de estancamiento en que se encontraba la Unión Soviética, y emprendió una serie de reformas que buscaron mejorar la situación, aunque en el mediano plazo contribuyeron al desmoronamiento del régimen. Tales reformas fueron conocidas como Perestroika y Glasnost. La perestroika implicaba la reestructuración política y económica del régimen, para transformarla a un modelo más abierto y en diálogo con el contexto internacional, y una economía con cierta apertura al mercado. Por su parte, la glasnost significaba apertura o transparencia de información por parte del Estado, lo cual sin duda respondía a la demanda de libertades entre la población. Si bien las reformas fueron bien vistas por la comunidad internacional, así como los sectores medios e intelectualizados al interior de la URSS, ni la cúpula del partido ni la gran masa de población se entusiasmaron con ello, lo cual suscitó una avalancha de fricciones internas. Ambas, aunque respondían a la necesidad de cambio del régimen, también resultaban en la desarticulación de su eje, pues conducían a la separación de partido y estado, así como a la fragmentación del poder vertical que hasta entonces había permitido la perpetuación del poder. En el renglón económico, las propuestas de Gorbachov se asemejaban mucho a la antigua NEP de Lenin, en tanto planteaban una especie de capitalismo de Estado.

Imagen: “Mijail Gorbachov en 1987”, Vladimir Vyatkin (1987).

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Sin embargo, ninguna de las dos reformas logró ser ejecutada totalmente en la práctica. De hecho la experimentación con ambas por parte del gobierno de Gorbachov aceleró la debacle al favorecer la división de la élite gobernante, el desmantelamiento del sistema económico, las expresiones de malestar de la población, los intentos separatistas de las Repúblicas. La ya caótica situación se agravó aún más con sucesos como el accidente nuclear de Chernobyl en 1986 que evidenció las fracturas tecnológicas y de seguridad de la industria energética soviética. A su vez, la caída del muro de Berlín en 1989 dejaba claro que el bloque comunista de la segunda guerra mundial había pasado a la historia. Este rápido debilitamiento del poder central derivado de las reformas de Gorbachov, cedió espacio al fortalecimiento de algunos poderes regionales. En agosto de 1991 comenzó formalmente el fin cuando un grupo de altos mandos pusieron en arresto domiciliario a Gorbachov y se auto constituyeron como gobierno provisional. La maniobra fue repudiada ventajosamente por el recién elegido presidente de Rusia, Boris Yeltsin cuyo carisma político superaba al de Gorbachov. Yeltsin desconoció el gobierno provisional y “expropió” el Partido Comunista para su propia República. Apenas unos meses después, en diciembre, Gorbachov renunciaría formalmente a su cargo como líder del partido. El 25 de diciembre de ese año el proyecto soviético estaba acabado, y fue decretada oficialmente la extinción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Imagen: “Estatua de Lenin derribada en Rumania”, Ferrán Cornellá (2010).

Fuente: insert_link Wikimedia commons.

Autoevaluación

Arrastra las palabras que completen correctamente cada afirmación.

salir de la guerra mundial.el enriquecimiento de la Nomenklatura.Perestroika.Nueva Política Económica.crisis de los misiles.estancamiento económico.Partido Comunista.instauración de la Duma.separación del Estado y el Partido.planes quinquenales.

1. La revolución de 1905 trajo consigo cambios políticos como la ______________________

2. Un factor que favoreció el triunfo bolchevique sobre el gobierno provisional de Kerenski fue el anhelo de la población por ______________________

3. La estrategia leninista para crear una suerte de capitalismo de Estado fue denominada ______________________

4. Al llegar Stalin al poder se consolidó la economía dirigida de forma centralizada a través de los ______________________

5. El régimen soviético tenía un poder centralizado articulado al ______________________, de ideología marxista – leninista.

6. Entre las prácticas que caracterizaron la época posterior a la muerte de Stalin se encontraban una extensa burocracia y ______________________

7. Una de las demostraciones de poder que la URSS desplegó durante la Guerra Fría fue la llamada ______________________

8. La llegada de la década de 1980 encontró a la URSS en pleno ______________________

9. La estrategia encaminada a la apertura económica y política fue conocida como ______________________

10. El debilitamiento del poder central derivado de la perestroika y la glasnost condujo a la ______________________

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